85% de trabajadores afirma que sus espacios de trabajo no les permite concentrarse fácilmente.
Dos colegas conversando junto a ti, un equipo en una reunión a pocos pasos de tu puesto de trabajo, tu jefe hablando por teléfono, el celular de otra persona sonando sin parar...¿Está todo en tu cabeza? No. La falta de privacidad afecta a más trabajadores de lo que pensamos y ahora estudios demuestran que la tendencia de espacios de trabajos abiertos—que cada día cuenta con más popularidad especialmente en empresas de tecnología—en exceso, solo contribuye al problema. Como profesional de recursos humanos, esta información te será útil.
En la década de los 90 la popularidad de espacios de trabajo abiertos estalló, sobre todo en compañías de tecnología que se enamoraron del concepto por su promesa de fácil colaboración entre miembros de un equipo, mayor facilidad de compartir información, exquisito énfasis en una jerarquía igualitaria, y la posibilidad de tomar decisiones más rápidas. Tan grande fue el movimiento que se estima que en Estados Unidos, por ejemplo, el 70% de oficinas cuenta con algún tipo de espacio colectivo de trabajo. Sin embargo, a pesar de que las promesas de un espacio abierto están lejos de ser un engaño, su excesiva aplicación ahora atenta con una necesidad igual de importante para el compromiso y satisfacción laboral de los empleados: la privacidad.
La crisis de falta de privacidad ha aumentado tanto que en blogs y foros de experiencias laborales en la web empleados han llegado a decir que “no pueden ni escuchar sus propios pensamientos”.
“Si bien es cierto que lugares de trabajo abiertos son clave para la creación de valor, en exceso es una desventaja”, explica la Directora del Equipo de Investigación de SteelCase’s WorkSpace Futures, Donna Flyn.“La necesidad por privacidad algunas veces—en el trabajo y en público—es una necesidad humana tan básica como nuestra necesidad por estar con otros”.
El estudio, auspiciado por la compañía americana Steelcase, en el que participaron más de 10,500 trabajadores en Europa, América del Norte, y Asia, encontró que la falta de privacidad en el trabajo es un problema global. La encuesta reveló que la mayoría de trabajadores se sienten insatisfechos con sus espacios de trabajo ya que no ofrecen oportunidades para desarrollarse en privado, hacer reuniones en grupos sin ser interrumpidos o escoger dónde trabajar según las actividades que tengan que realizar.
Entre otros datos, los participantes del estudio reportaron que:
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85% afirma que sus espacios de trabajo no les permite concentrarse fácilmente.
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87% no puede trabajar en equipo sin ser interrumpido o disturbado.
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84% de trabajadores cree que su espacio de trabajo no les permite sentirse parte de la compañía y su cultura organizacional.
La investigación coincide con previos estudios que han explorado el costo de productividad de ser interrumpido constantemente. La investigadora de la Universidad de California, Gloria Mark encontró que un trabajador pierde, en promedio, 11 minutos cada vez que es interrumpido mientras trabaja en un proyecto. Además, toma aproximadamente 23 minutos regresar a la tarea en un estado de profunda concentración.
El consultor de gestión de desempeño y autor del libro “Your Brain at Work” David Rock, nos brinda una explicación científica para este fenómeno. El problema, según Rock, es que nuestras conexiones neuronales encargadas de controlar impulsos se agotan fácilmente. “Antes de que tengas una distracción, es fácil para el ser humano impedir ser distraído. Pero una vez distraído, no podemos evitar distraernos nuevamente con algo más”.
Los alarmantes resultados preocupan a líderes ya que la satisfacción con espacios de trabajo está vinculada con el compromiso laboral. El estudio comparó los niveles de satisfacción con sus espacios de trabajo con los niveles de compromiso de los empleados y encontró una correlación positiva. “Los colaboradores satisfechos con sus espacios de trabajo también tienen los niveles más altos de compromiso”. En el estudio, tan solo el 11% reportó estar satisfecho con sus lugares de trabajo.
Estos descubrimientos destacan que la crisis de privacidad en las empresas merece la atención de sus dueños, y pronto. La razón principal es que el compromiso en el trabajo ha sido asociado con indicadores positivos de cultura corporativa. Las contribuciones de empleados comprometidos se reflejan en mayor productividad, mayores ganancias, menos rotación de personal, menos ausentismos y menos accidentes laborales. Además, un estudio global reciente de la compañía americana Gallup encontró que el 87% de trabajadores no está comprometido en su trabajo, lo que significa que no están lo suficiente involucrados emocionalmente con sus trabajos y como resultado son menos productivos.
“Volver al paradigma pasado en el que dominaban las oficinas privadas no resolverá el problema. Las personas necesitan una amplia variedad de espacios que les den el control de dónde y cómo trabajar” afirma Flyn. La solución no es volver a un modelo de oficinas privadas, sino encontrar un balance. Una oficina ideal posee espacios de trabajo donde los empleados pueden trabajar en grupo y en privado, si así lo quisieran.
“Esto significa crear espacios de trabajo en donde los empleados escogen trabajar—no porque tienen que hacerlo sino porque quieren hacerlo”.
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