Cuando pensamos en el efecto de la pandemia en las compañías, hablamos de home office, cambios de procesos, tecnología y muchas otras cosas que impactaron en nuestras organizaciones; sin embargo, lo que de fondo está sucediendo y que pocos analizan, es la transformación que ha generado a nivel de la CULTURA ORGANIZACIONAL. Ante esto, como líderes tenemos la necesidad de comprender el momento que vivimos para poder tomar decisiones que impacten hoy y a futuro en nuestras empresas, pues estas elecciones nos permitirán cumplir los objetivos de manera más asertiva.
Claramente las empresas siempre deben garantizar la continuidad del negocio, aún en medio de un entorno dinámico o de incertidumbre como lo estamos viviendo, y el trabajo a distancia nos permitió entender que como compañías debemos evolucionar, mejorar, enfocarnos en resultados medibles, alcanzables y concretos sobre el trabajo de cada uno de los miembros de nuestras organizaciones. Sin embargo, ha tomado tiempo hacer esta reflexión, pues de acuerdo con la Organización Mundial del Trabajo, cuando se detonó la pandemia, en la región de Latinoamérica sólo un promedio de 23% de los puestos laborales podía desempeñarse remotamente.
Esta realidad nos habla mucho de cómo se encontraban las empresas, donde la cultura digital y el liderazgo orientado a resultados, que además sea empático, no estaban realmente desarrollados y ahora son elementos vitales para adaptarnos a la nueva realidad y sobre todo a la nueva cultura organizacional que se requiere.
Otra cuestión que surge en este tiempo es lo complejo que ha sido lograr que los colaboradores se sientan parte de una empresa a distancia. Ahora las prácticas tradicionales de bienestar organizacional ya no tienen cabida y las mediciones de clima laboral tienen que ser diferentes; deben tomar en cuenta la percepción que tienen los colaboradores ante la seguridad y las medidas de salud que brinda la compañía, la interacción vía remota, las herramientas que han permitido facilitar el trabajo, la manera en la cual los líderes han enfrentado los cambios, la incertidumbre y cómo han comprendido el entorno de cada persona en sus equipos para adaptar el trabajo, entre otros factores.
Sin duda, una de las claves está en el liderazgo, pues los directivos de las empresas son el ADN de la cultura de una compañía y representan oficialmente lo que la empresa promueve tanto a clientes como a colaboradores. Hoy en día se enfrentan con el desafío de encontrar nuevas formas para impulsar el compromiso de sus empleados y lograr un sentido de pertenencia, pues la falta de satisfacción organizacional es también otro aspecto que debemos atender debido a factores internos y también externos.
En esta coyuntura los líderes deben estar totalmente abiertos al cambio; ya no hay espacio para ser autoritarios y poco empáticos, por el contrario, un líder necesita crear sinergias entre los integrantes de su área y de otras, promoviendo el consenso para crear modificaciones de mediano y alto impacto rápidamente, dado que esto se reflejará de igual manera en la cultura de la empresa.
Como podemos ver, la pandemia nos habla una vez más de cómo el capital humano de nuestras empresas es importante, por lo tanto, deja en evidencia la necesidad de transformar la cultura organizacional que es lo mismo que decir: transformar el liderazgo y la comunicación. Sabemos que este proceso tomará aún más tiempo, pero en la medida que seamos conscientes de estos aspectos, vamos a poder encontrar el mejor camino para cumplir estos objetivos; por el contrario, quienes no inicien su proceso de transformación cultural, serán menos competitivos en un mundo donde la velocidad en la cual asumimos los cambios nos hace más fuertes y resilientes. Debemos crear y mantener una cultura empresarial sólida para transitar en la nueva realidad que nos ha tocado vivir.
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