La demanda de habilidades en un mundo post COVID-19 es tan amplia como multidisciplinaria, mismas que las empresas buscarán con mucho énfasis en sus empleados en un entorno marcadamente digitalizado.
Desde antes de la pandemia, había una gran carencia de aptitudes para trabajos emergentes. De acuerdo con un análisis de la Organización Mundial para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), seis de cada 10 adultos carecían de habilidades de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a nivel mundial.
Sin embargo, la necesidad de aprender nuevas habilidades permanece y tomó más fuerza, junto con otros aspectos como una mejoría del balance entre trabajo y vida personal, la creación de nuevas oportunidades, un impulso a la productividad e incluso la disminución de riesgos al automatizar ciertas funciones, una serie de oportunidades que la pandemia acentúa.
“La nueva realidad implica nuevos tipos de evaluaciones y de perfiles de los trabajadores, porque las exigencias son diferentes, y, si lo vemos de aquí a cinco años a futuro, donde las empresas siguen digitalizándose y los tipos de trabajo van a seguir cambiando, cada vez más se va a requerir el uso de las TIC para poder adaptarse a todo este sistema.”, dijo Daniel Ponce Mejía, CEO de Evaluar.com.
De manera general, podemos identificar tres competencias que adquirieron una particular relevancia a partir del COVID-19.
- Teletrabajo o capacidad de trabajo a distancia
La primera de ellas –y quizá la más visible– es el teletrabajo, e implica la facilidad de que una persona pueda trabajar de forma remota, sin una supervisión constante y en función de las metas establecidas, lo cual requiere de un fuerte sentido de responsabilidad, automotivación y perseverancia.
Las recompensas de una correcta implementación del home office son altas, pero bajo ciertas condiciones. Por una parte, el uso del teletrabajo a largo plazo tiene el potencial de mejorar la productividad de una empresa, así como varios de sus indicadores económicos y sociales (como el bienestar del trabajador, equidad de género e incluso en materia de emisiones).
Los directores de políticas públicas pueden promover la difusión de las mejores prácticas de gestión, autogestión y habilidades TIC, así como inversiones desde las políticas públicas para el trabajo remoto, como la disponibilidad de una amplia y confiable banda ancha, señala la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)[1].
Sin embargo, un exceso de trabajo remoto puede derivar en un efecto adverso en la productividad, debido a la falta de interacciones personales o a una fusión de la vida personal y profesional, lo que implica que se debe buscar un punto medio que varía significativamente entre sectores y puestos.
- Digitalización
Una segunda aptitud tomada en cuenta con mayor fuerza será la habilidad orientada a la digitalización, entendida como una apertura y afinidad hacia la transformación digital y todo lo que conlleva, que en el caso de un candidato, se traduce en un perfil que pueda enfrentar cambios tecnológicos y aprender el uso de instrumentos y sistemas complejos.
De hecho, varias de las principales habilidades que las empresas ven como cruciales hacia 2025, contemplan el terreno digital, para funciones como el monitoreo y control de organizaciones, su diseño y programación, e incluso la habilidad para analizar sistemas, de acuerdo con el Foro Económico Mundial.
Esto por supuesto nos lleva a pensar que un entorno más digital trae sus retos. De acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, por sus siglas en inglés, una unidad especializada de la ONU), los trabajadores con habilidades digitales han tenido una creciente demanda de sistemas seguros de información y comunicación, así como la necesidad de tener apoyo técnico a la mano[2].
La pandemia estimuló la innovación en herramientas y plataformas digitales y aumentó la digitalización de procesos, productos y servicios. A medida que la pandemia continúa, hay un enfoque creciente en el uso de tecnologías digitales, indica la institución.
- Intraemprendimiento
Una tercera habilidad que los reclutadores deberían estar buscando es la capacidad de que un colaborador asuma responsabilidades dentro de un contexto corporativo, analizando riesgos y tomando decisiones para desarrollar nuevos productos y servicios, contribuyendo al éxito empresarial.
Es importante tener en cuenta que, sin importar la jerarquía de un empleado o sector de una empresa, todos los colaboradores necesitarán de habilidades digitales, pero aquellos puestos que necesiten crear este tipo de soluciones serán cruciales para la seguridad de una empresa, en puestos de ciberseguridad, inteligencia artificial y servicios creativos digitales, advierte la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU).
En términos generales, las empresas a nivel mundial tienen en el radar soluciones como el cómputo en la nube, análisis de big data y dispositivos conectados al Internet de las Cosas para 2025, las tres tecnologías que tendrán un uso más extendido para 2025, de acuerdo con el Foro Económico Mundial.
Sin embargo, otras tecnologías que en este momento son emergentes, cobrarán una importante relevancia, como la biotecnología, el uso de robots humanoides y el cómputo cuántico, dependiendo de las industrias.
Esto nos lleva a preguntarnos como líderes de recursos humanos, si tenemos el personal preparado para estos retos tecnológicos. Seguramente aún no es al 100%, pero debemos empezar a contratar basados en competencias que permitan enfrentar las necesidades del futuro.
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[1] Productivity gains from teleworking in the post COVID-19 era: How can public policies make it happen?, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), septiembre de 2020.
[2] Digital Skills Insights 2020, de International Telecommunication Union, 2020.